Mermelada saludable sin azúcar. Con las semillas de chía no sólo puedes ahorrarte la sobredosis de azúcar sino que recibes un buen aporte de ácidos grasos omega 3, proteína completa y fibra soluble.
Tradicionalmente las mermeladas se han elaborado a partir de la cocción de fruta y una más que considerable cantidad de azúcar. Todo ello con el propósito de conseguir una textura gelificada gracias a la acción de la pectina, polisacárido que se encuentra de forma abundante en algunas frutas. Para producirse la gelificación, la pectina necesita un entorno ácido (pH de 3-3,5) y azucarado (60-70% de azúcar) para que se cree una red tridimensional que atrape el líquido y confiera la textura característica de las mermeladas.
Con el fin de disfrutar de una mermelada casera sin atiborrarse de azúcar, se pueden emplear alternativas más saludables en las que el azúcar no es esencial para el proceso de gelificación. De estas alternativas, sin duda hay una que ha generado especial atención y ha copado numerosas entradas en blogs y redes sociales, y no es otra que el uso de semillas de chía para conseguir la textura propia de mermelada. De esta forma ya no es necesario encontrar el equilibrio entre pectinas, azúcar y ácido y el proceso se vuelve más sencillo y saludable.
Las semillas de chía (Salvia hispanica L.) son nativas de América Central y México y formaban parte de la dieta básica de las civilizaciones precolombinas. Durante la colonización y la llegada de alimentos españoles, los cultivos de chía se vieron desplazados y casi olvidados hasta que resurgieron a finales del siglo pasado gracias a sus propiedades saludables.
A nivel nutricional, las semillas de chía destacan por su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados omega 3, concretamente ácido α-linolénico (ALA), y ácido linoleico en menor proporción. Así mismo también destacan por contar en su composición con proteína de calidad y completa con todos los aminácidos esenciales, y fibra soluble.
Si te interesa saber más, te recomiendo que visites esta infografía donde se resumen de forma gráfica algunas características de estas semillas ancestrales.
Para preparar la mermelada, la característica que más nos interesa de las semillas de chía es su contenido en mucílagos, que al igual que la pectina también son considerados como fibra soluble. La diferencia respecto a la pectina es que los mucílagos no necesitan condiciones especiales de acidez y contenido en azúcar, por lo que ejercen su función gelificante tan pronto como entran en contacto con agua. Otro punto a favor es que no aportan sabor por lo que predominará el toque afrutado deseado.
Personalmente el ligero dulzor aportado por las frambuesas me parece suficiente pero si no es tu caso y necesitas un toque extra, puedes usar pasta de dátiles, compota de manzana u otras frutas dulces trituradas.
En el caso de que quieras probar un desayuno o tentempié diferente te recomiendo que le eches un ojo a este pudding de chocolate y plátano donde las semillas de chía también son las protagonistas.
Mermelada de frambuesa y chía sin azúcar
Ingredientes
- 300 g Frambuesas frescas o congeladas
- 25 g Semillas de chía
- 50 ml Agua
- 2 cda Pasta de dátiles, compota de manzana… (opcional)
Elaboración paso a paso
- En un cazo, calentar a fuego medio-bajo las frambuesas y el agua. Conforme va cogiendo temperatura la mezcla aplastar los frutos con un tenedor o utensilio similar para que la fruta suelte su jugo y se deshaga. Para acortar tiempos se puede calentar en el microondas durante 1-2 min en vez de usar el fuego.
- Ajustar dulzor al gusto con pasta de dátiles, compota de manzana o cualquier otra pasta de frutas dulces (opcional).
- Añadir las semillas de chía y remover para evitar que se apelmacen entre sí. Traspasar a un recipiente.
- Dejar en reposo al menos 1-2 horas para que la chía se hidrate y gelifique la mermelada.
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